Psicólogo para trastornos emocionales en Valencia

Terapia para trastornos emocionales en Valencia

Los trastornos emocionales son una de las problemáticas más complicadas a las que podemos enfrentarnos como padres. De la misma forma que ocurre con los adultos, cuando las circunstancias superan los recursos internos del niño o niña es posible que aparezcan ciertas dificultades y conductas nuevas que nos resulten extrañas como padres.

Nuestro psicólogo para trastornos emocionales te ayudará a analizar y comprender cuál es la base de ese nuevo patrón de reacciones emocionales y de comportamiento que resulta disruptivo.

Entre las más comunes se encuentran algunas como dejar de hablar selectivamente en determinados contextos o ante determinadas personas; mostrar celos excesivos hacia otro miembro de la familia; desarrollar miedos irracionales con respecto a estímulos que no resultan realmente dañinos (como la oscuridad o los payasos) o recuperar otros ya superados.

En general, si estas reacciones emocionales y de conducta se mantienen en el tiempo, pueden dar lugar a dos categorías diagnósticas: Ansiedad infantil y Depresión infantil.

La ansiedad en niños se manifiesta, al igual que en los adultos, de múltiples formas. Por norma general, las mismas categorías diagnósticas que se han determinado en la etapa adulta, se han encontrado también en el periodo infantojuvenil.

Las reacciones emocionales derivadas de la ansiedad que observamos en niños de esa edad guardan especial relación con un profundo e intenso temor que, a su vez, da lugar a conductas que se consideran impropias o poco frecuentes en comparación con otros niños de la misma etapa evolutiva.

Así pues, algunos de los diagnósticos más comunes es el de las fobias, que consisten en miedos exagerados y sin justificación aparente ante un estímulo o situación concreta; el Trastorno de Ansiedad por Separación (TAS), que consiste en un nerviosismo e intranquilidad a la hora de separarse de los padres o cuidadores principales por un inmenso terror al abandono; el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), que conlleva la existencia de pensamientos obsesivos e intrusivos y el establecimiento de compulsiones que tratan de paliar el malestar derivado de dichos pensamientos; o la Agorafobia, un trastorno de ansiedad altamente invalidante porque supone para la persona la práctica imposibilidad de realizar actividades fuera de un entorno de seguridad por el miedo a que algo terrible pueda suceder y escapar a su control.

Los síntomas físicos más frecuentes de los trastornos de ansiedad son: los dolores estomacales sin aparente causa, temblores, tartamudez, ataques de pánico, terrores nocturnos y pesadillas muy vívidas, micción involuntaria o disminución en el control de esfínteres.


Por otro lado, los síntomas depresivos en los niños suelen caracterizarse por un constante humor depresivo o decaído, reproches excesivos a sí mismos, sentimientos de inferioridad, pérdida de confianza, falta de energía y desánimo, pérdida de interés tanto en actividades que antes les entusiasmaban como en el entorno escolar, incapacidad para concentrarse, ideas o intentos de autolesionarse, alteraciones del sueño y variaciones de peso
que dependen de un incremento en la ingesta calórica o una excesiva reducción de la misma.

Los niños y adolescentes pueden experimentar momentos de tristeza sin que ello sea, en absoluto, patológico, pues se encuentran en un proceso de crecimiento emocional y social que supone el desarrollo de habilidades de autogestión con respecto a los diferentes eventos que les van ocurriendo en sus vidas.

Sin embargo, cuando hablamos de síntomas depresivos nos referimos a una serie de rasgos que se asocian con el diagnóstico de depresión y que se mantienen durante al menos seis meses de forma constante, perturbando de forma significativa el funcionamiento cotidiano del niño, niña o adolescente.


Tanto la ansiedad como la depresión infantil son
un motivo de preocupación para padres y educadores. Si los síntomas de uno u otro trastorno se pasan por alto, además del sufrimiento directo que provoca en el niño, es posible que se genere un aprendizaje de estas conductas y el niño las repita o sea vulnerable a ellas a lo largo de su vida.


La terapia psicológica ayuda al niño, a su familia y a los educadores a disminuir los sentimientos negativos, a alcanzar una solución al problema y
a establecer un aprendizaje más constructivo sobre el mismo.

Estaremos encantados de ayudarte si buscas un equipo de psicólogos en Valencia.

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